Este artículo fue escrito por Paul Mosnier* y publicado en la revista International Aquafeed Magazine, en febrero de 2025
Con la creciente demanda de productos de acuicultura, toda la cadena de valor debe continuar adaptándose a condiciones ambientales en constante cambio, normas y expectativas sociales, así como a factores económicos desafiantes. Las cadenas de suministro de la pesca y la acuicultura no están exentas de una mala gestión y otros problemas derivados de la ignorancia. Si bien algunos consideran los esquemas de certificación como una herramienta de marketing, estos ofrecen una solución cada vez más valiosa para ayudar a las partes interesadas a mejorar la gestión y la explotación sostenible de los recursos pesqueros.
Un ejemplo de esto es el programa de certificación MarinTrust, que se centra en los ingredientes para piensos (harina y aceite de pescado). Su estándar tiene como objetivo proporcionar garantías a los compradores de que los productos que utilizan para alimentar a los peces de cultivo se obtienen y producen de manera responsable. La certificación se otorga a nivel de fábrica, con el requisito de que el productor debe demostrar que la pesquería de la que obtiene sus insumos está gestionada de manera responsable. Si una pesquería no cumple con estos requisitos, debe alcanzar los objetivos de un Proyecto de Mejora Pesquera reconocido, y en este caso, la fábrica puede obtener aceptación a través del MarinTrust Improver Programme.
Papel del auditor en la preevaluación
Un aspecto clave del programa implica evaluar la pesquería de la que provienen las materias primas de la fábrica. Un auditor independiente lleva a cabo una "preevaluación", que es el primer paso hacia la certificación completa. El propósito de la preevaluación es ayudar a los propietarios de las fábricas a identificar brechas en el conocimiento o en las actividades dentro de la pesquería proveedora.
El primer paso de la preevaluación es definir qué se está capturando, incluyendo las especies objetivo principales y la captura incidental, dónde se está capturando y cómo se está capturando (incluyendo los tipos de artes de pesca utilizados). Esto constituye la base de la "Unidad de Evaluación", la definición exacta de lo que finalmente obtendrá la aprobación.
Evaluación de la pesquería
La proporción de cada especie desembarcada (la "composición de la captura") y la existencia de planes de gestión específicos son factores clave en la evaluación de la pesquería. Un aspecto particularmente desafiante es clasificar con precisión qué se está capturando. Las grandes redes de cerco a menudo tienen como objetivo especies pelágicas que forman bancos, y una vez desembarcadas, distinguir entre especies puede ser difícil.
Por ejemplo, las sardinas se utilizan típicamente para la producción de harina y aceite de pescado, pero separar los datos e informes por especies específicas sigue siendo un reto. Las embarcaciones más pequeñas que utilizan redes de cerco pueden estar sujetas a menos regulaciones que los buques más grandes, por lo que los datos sobre capturas no siempre son precisos ni fácilmente accesibles. En general, se adopta un enfoque de precaución, y cualquier indicio de que se están capturando otras especies se incluye en la preevaluación.
El proceso de evaluación
Después de definir la unidad de evaluación, la pesquería se evalúa en función de varias subcláusulas que abarcan tres áreas principales: la composición de la captura, los regímenes de gestión y los impactos ambientales.
El evaluador revisa la información y los datos disponibles para determinar en qué medida la evidencia cumple con los requisitos de cada cláusula. Las fuentes de datos incluyen artículos científicos, informes gubernamentales, datos verificados proporcionados por el cliente, datos de terceros (por ejemplo, de otros esquemas de certificación) y fuentes de noticias confiables.
El objetivo de la preevaluación es identificar qué se conoce y qué se desconoce sobre la pesquería. Las brechas en el conocimiento, cuando no se cumplen ciertas cláusulas, se convierten en tareas específicas dentro de un Plan de Acción Pesquero. Una vez finalizada la evaluación, se lleva a cabo un proceso de revisión por pares, y el plan de acción, junto con una auditoría in situ, permite que la fábrica se incorpore al MarinTrust Improver Programme, allanando el camino hacia la certificación completa. A principios de este año, se lanzó la Versión 3 del estándar MarinTrust, la evaluación más completa hasta la fecha.
Un paso hacia la sostenibilidad
Si bien esta certificación no es una “solución mágica” para todos los problemas de la acuicultura, representa un avance positivo hacia un desarrollo más sostenible y responsable del sector. También contribuye a una mayor transparencia y credibilidad dentro de la industria.
*Paul Mosnier, consultor de acuicultura y pesca en MRAG Ltd. Paul es un evaluador aprobado del Programa de Mejora de MarinTrust.